Aun recuerdo aquellos días en casa de la abuela
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Todos los domingos sin faltar allí estábamos todos
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Comíamos el arroz amarillo
Jugábamos a las muñecas
Inventándonos historias que las niñas de nuestra edad
No inventarían jamás
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‘‘Si, me refiero a Ken cagando en la taza y Barbie quejándose del olor a podrido...''
‘‘También a nuestras historias homosexuales y nuestros caballos voladores...''
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Después jugábamos al escondite
Terminando con la gallinita ciega
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La abuela nos daba la merienda
Patatas y chocolate
Eso era ya de por vida
Y mientras merendábamos
Jugábamos al parchís y a la oca
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Me lo pasaba tan genial
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Ahora cada una por su lado
Y yo
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En Madrid
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Os extraños demasiado
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